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el tiempo se detiene,
losespaciosseamontonan,
el presente colapsa,
y el drama es una bola de nieve.
But then ...
¡I take it easy!
Entrar por el lado este de Paris después de haber recorrido Londres no es lo más ventajoso para la capital Francesa, exhibe lugares descuidados, graffiti y basura, muestra su crisis social y te reta a venerarla sólo por su historia, por su referencia, pareciera que ser Paris basta. 
Y si, más tarde que temprano los museos de Louvre, de Orsay, La Torre Eiffel, el Arco del triunfo, la Opera, los Campos Elíseos, la avenida LaFayette logran que caigas en el chantaje de sus luces. Aunque es inevitable dejar de ver a los africanos que invaden la ciudad haciendo los trabajos duros, a las hindúes indigentes que saben pedir euros en más de tres lenguas, a los adolescentes limpiaparabrisas, etc., Pero Paris resulta también cálido, un poco latino, interminable, forzosamente romántico,
con su gran montaje de historia en cada edificio, músicos callejeros, blues en el metro, restaurantes con toldos a la intemperie donde disfrutar de velas, cena y vino, mucho vino. Paris es más que la imposiblemente disfrutable Mona Lisa, también es el apacible Siena, la imponente catedral de Notre Dame, es el Moulin Rouge, es el impresionismo de Vincent Van Gogh, es una ciudad en una lucha constante por no dejar de figurar,
es una invitación a la creación, a detenerse cuando todos corren y encontrarle el sentido a cada espacio, ese que solo sabe dar la pausa. Paris es como una nota de violín. Etiquetas: Fotografía, Personales